Trabajamos intensamente para recuperar nuestra producción en el plazo más breve posible

Nuestra empresa tiene su centro productivo en Albal, una de las localidades próximas a Valencia donde las aguas llegaron con furia el martes pasado. Dejaron atrapadas en la planta a cuarenta personas trabajadoras, que por fortuna fueron rescatadas al día siguiente. Y dejaron también enormes pérdidas en nuestras instalaciones. Pero no hay tiempo para lamentaciones. En el interior de la fábrica, una plantilla altamente involucrada lleva trabajando desde que las autoridades nos permitieron acceder a la zona. El objetivo es recuperar la producción cuanto antes para que nuestros clientes sigan contando con la producción comprometida.

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La del martes pasado fue una noche muy larga para todos. Para las personas trabajadoras que se quedaron aisladas en la planta y para el equipo directivo, que estuvo pendiente de la seguridad de todas ellas hasta el momento del rescate a la mañana siguiente.

Por fortuna, no hubo que lamentar desgracias personales. Pero los daños materiales han sido muchos. La marca del agua alcanzó en las paredes una altura de 1,70 m, removió maquinaria y enseres y dejó un terrible rastro de lodo que cubría desde la zona de producción hasta la sección de metrología donde estaban instalados nuestros equipos de precisión.

Pero en I. Alegre no ha habido ni un momento para las lamentaciones.

Trabajando desde el minuto uno para recuperar la normalidad

Una vez que el personal atrapado fue rescatado, el equipo directivo se puso a trabajar para planificar y coordinar la recuperación de la empresa, conscientes de que la producción no puede parar muchos días y hay que recuperar el suministro a nuestros clientes.

El resto de la plantilla también se puso manos a la obra. En cuanto las autoridades dieron acceso a la zona industrial de Albal, comenzaron las labores de limpieza que están siendo realizadas exclusivamente el equipo de I. Alegre, sin ayuda por parte de las administraciones. “Son personas que viven en la zona y han visto sus propias casas inundadas, son las mismas que estuvieron atrapadas la primera noche, gentes que se han quedado sin su vehículo y que se han organizado para venir”, explica Enrique Careaga, CEO de la compañía. “A todas estas personas quiero dar las gracias personalmente por su implicación”.

Mantener el importante tejido productivo de la zona

Y es que esta plantilla es tan consciente de las exigencias del sector de la automoción como de la importancia que tiene esta industria para toda la Comunidad Autónoma. Y todas y cada una de las personas que la integran están dispuestas a recuperar el ritmo lo antes posible porque.

Como dice el CEO de la empresa: “lo que está en juego es mucho más que la viabilidad de una empresa o unos cuantos puestos de trabajo: es el tejido productivo de la región”.

Después de más de siete décadas de existencia, en I. Alegre se han vivido crisis de todo tipo y, en cada una de ellas, el equipo humano ha sabido levantarse y tomar nota de muchos aprendizajes. También esta vez la compañía se va a levantar. Hay que contar con su arrojo y con la ilusión que proporcionan los múltiples proyectos de innovación que la compañía tiene en marcha.

Y es que, en un momento marcado por la transición hacia la movilidad eléctrica, I. Alegre estaba lanzando nuevos materiales, nuevas tecnologías y diversas propuestas de valor para el futuro de la industria del motor. “Nada de eso se debe perder”, dice Careaga. Por eso la empresa al completo está luchando para volver a recuperar el ritmo.

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